“EL AIRE QUE RESPIRAMOS
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La libertad es como el aire que respiramos, y está presente en casi todos nuestros proyectos, pero no solo no es eterna, sino que es fruto de la evolución, y sigue evolucionando. La atmósfera de nuestro planeta evolucionó hace cientos de miles de años como resultado de las actividades de ciertas formas sencillas de vida terrestre, y continúa evolucionando hoy e respuesta a las actividades de los miles de millones de formas de vida más complejas cuya existencia ha hecho posible. La atmósfera de la libertad es otro tipo de entorno. Es una atmósfera que nos envuelve, nos abre posibilidades, configura nuestras vidas, una atmósfera conceptual de acciones intencionales, planes, esperanzas y promesas… y de culpas, resentimientos, castigos y honores. Todo crecemos en esta atmósfera conceptual, y aprendemos a conducir nuestras vidas en los términos que ella determina. Parece ser una construcción estable y ahistórica, tan eterna e inmutable como la aritmética, pero no lo es. Ha evolucionado como un producto reciente de las interacciones humanas, y algunas actividades humanas que se han desarrollado gracias a ella podrían amenazar también con perturbar su estabilidad futura, o incluso acelerar su desaparición. No hay garantía de que la atmósfera del planeta dure para siempre, como tampoco la hay de que lo haga nuestra libertad.
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Hay quién dice que la libertad ha sido siempre una ilusión, un sueño precientífico del que apenas comenzamos a despertar. Nunca hemos sido realmente libres, y nunca podríamos haberlo sido. Pensar que hemos sido libres ha sido, en el mejor de los casos, una ideología que nos ha ayudado a configurar y a hacer más fáciles nuestras vidas,
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Tal vez haya dos tipos de personas normales (dejando a un lado las que están verdaderamente incapacitadas y no pueden en ningún caso ser libres porque están en como o sufren un trastorno mental): aquellas que no creen en la libertad y por ello mismo no son libres, y aquellas que creen en la libertad y por ello mismo son libres. ¿Es posible que “el poder del pensamiento positivo”. o algo por el estilo, sea lo bastante grande como para marcar la diferencia crucial?
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la libertad es real, pero no es una condición previamente dada de nuestra existencia, como la le de la gravedad. Tampoco es lo que la tradición pretende que es: un poder cuasi divino para eximirse del entramado de causas del mundo físico. Es una creación evolutiva de la actividad y las creencias humanas, y es tan real como las demás creaciones humanas, como la música o el dinero. Y es incluso más valiosa. Desde esta perspectiva evolutiva, el problema tradicional de la libertad se resuelve en una serie de cuestiones en buena medida por explorar, cada una de las cuales tiene su importancia a la hora de iluminar los problemas serios relacionados con la libertad; sin embargo, solo podemos emprender este renovado examen una vez que hayamos corregido los errores en los que han caído los planteamientos tradicionales.”