«La vía cultural es la única que permite la acumulación del aprendizaje en las generaciones, por lo que tiene un poder de enseñanza mucho más elevado que lo que se aprende solo a partir de la propia experiencia, limitando la suma de nuestros conocimientos a los que se `pueden adquirir a lo largo de la vida, sin contacto con los demás.
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En el hombre el aprendizaje cultural tiene lugar sobre todo por imitación o enseñanza directa. No hay diferencias formales entre ambas: en los dos casos, siempre hay como mínimo un transmisor y un receptor (destinatario o beneficiario). Por lo tanto, siempre hay un paso de información entre dos individuos, por lo menos. Es evidente que la existencia del lenguaje aumenta mucho la eficacia de ese proceso. En los seres humanos el lenguaje es la base de la cultura, y por lo tanto es la innovación más importante, gracias a la cual el hombre moderno ha podido multiplicar sus opciones vitales y adueñarse de la Tierra en un tiempo bastante corto.
El lenguaje es una innovación biológica y cultural a la vez, pues las bases anatómicas y fisiológicas que lo hacen posible han evolucionado genéticamente, por selección natural.
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El propio lenguaje es una creación cultural, posibilitada —y quizá también dirigida— por un substrato anatómico y neurológico concreto. También es el vehículo principal de la cultura, que gracias al lenguaje ha llegado a ser el principal apoyo del hombre. Por lo tanto, a través del efecto que ha tenido en la cultura durante todo el desarrollo del género Homo, es como el lenguaje ha podido dar al hombre moderno una ventaja selectiva muy grande, y las bases biológicas que lo hicieron posible han alcanzado la complejidad actual.
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Puede que ya Homo habilis (hace más de dos millones de años) fuera capaz de hablar. Tobías ha demostrado que los seis cráneos que se han podido analizar poseen una fosa más acentuada a la izquierda, en la región del hemisferio cerebral donde se encuentra, en el hombre moderno, una protuberancia del cerebro que coincide con el centro de Broca, uno de los centros neurológicos de la palabra… En los monos no existe la protuberancia en el lóbulo temporal izquierdo que corresponde al centro de broca.»